Hawai (CL)
Esbozos, elaboraciones iniciales de una obra de arte, ideas o conceptos vagos, imprecisos. Definiciones que apuntan a un mismo lugar, un mismo estado, un instante previo de algo que aún no se desarrolla, cuando esa impresión en la mente todavía está lejos de adquirir la forma ideal. Los primeros trazos ya apuntan las formas definitivas, pero la indecisión lleva a que el camino desvíe su curso dejando atrás un rastro de ruido impreciso, una belleza imperfecta que queda escondida entre los escombros de archivos acumulados en carpetas y datos comprimidos. Su cubierta indeterminada permite apreciar eventos imprevisibles, puntos de tonos diferentes sobre el lienzo blanco que permanece aún con tramos vacíos, quedando las notas expuestas en su cruda pureza y su melancólica indefinición. La última obra del norteamericano, en muchos sentidos, no es una obra definitiva, en la forma cómo fue concebida, en la forma en que fue presentada. Sin embargo, desde cierta óptica perfectamente se puede plantear como una colección de piezas que forman un cuadro unificado, y un trabajo que posee una autonomía propia, dado el carácter de las mismas y dado el desarrollo de su cuerpo creativo. El sonido de Taylor Deupree ya tiene, desde hace algún tiempo, una fisonomía muy asentada, y cada una de sus composiciones tienen rasgos de imperfección que quedan a la luz, en ese mismo estado, una rugosidad explícita que deja visible la belleza del error y los eventos inesperados. Este trabajo más reciente, y que recupera rastros olvidados, puede ser tanto un resumen como una reunión de piezas que cobran nueva vida, nuevas aproximaciones que generan una obra en cierto punto inédita.
Recientemente, es decir el pasado año, las huellas dejaron en la vereda álbumes compartidos, creaciones a partir de la unión de ideas conjuntas. Fue el caso de “Origin” (12k, 2013), junto a Savvas Ysatis, “Wood, Winter, Hollow” (12k, 2013) [264], junto a Seaworthy y, finalmente, “Disappearance” (12k, 2013) [280], la enorme colaboración que reunió a Taylor con Ryuichi Sakamoto, una obra que aún es necesario dilucidar, de la que todavía quedan aspectos por descubrir. Del mismo modo, “Faint” (12k, 2012) [229], el último creado en la soledad de su estudio, conserva rincones de su interior sin ser explorados. Su continuación, este que se mueve en mis manos, expone esos rincones y los ángulos de la canción para adaptarse al clima exterior. “Lost & Compiled” surge como un disco de viaje, como material fabricado para ser entregado en la excursión en tierras extranjeras. Su estreno ocurrió durante una exposición de sus fotografías en la galería Il Solito en Ebisu, Tokio, como también en la gira que por varias ciudades japonesas efectuó junto a Illuha, Stephan Mathieu y Federico Durand recientemente, en abril pasado. Lo que quede estará disponible a través de la tienda virtual de 12k, lo que indica el carácter casual de esta recopilación, además de aparecer en las ‘Limited Series’ de 12k, aquella serie de lanzamientos únicos y de edición limitada bajo el radar. “‘Lost & Compiled’ es una colección de mezclas tempranas de canciones mías del pasado reciente así como trabajos previamente no publicados. El concepto de este lanzamiento viene de la idea que las canciones que compongo atraviesan tantas permutaciones que al tiempo que son lanzadas han dejado tras suyo un rastro de fantasmas. A veces cuando regreso a las mezclas ásperas y tempranas escucho algo más relajado, libre y menos perfecto… Un punto en la vida de la canción donde la tensión de terminarla o pulirla para una mezcla ‘final’ aún no tiene lugar”. En total son ocho piezas las que son recogidas desde ese lugar extraño, extraviadas en algún hardware y ahora restauradas en su estado natural, música recolectada directamente desde el campo que rodea al estudio de Taylor Deupree en Pound Ridge, muy dentro del estado de Nueva York. Hay en él bosquejos, versiones alternativas, materia aún en desarrollo y una excepción a estas reglas impuestas. El murmullo del bosque próximo traspasa la barrera de la distancia, logrando pasar desde su hábitat propio hasta la superficie del sonido. Es la naturaleza el lugar donde crecen estos instantes de electrónica orgánica, como se puede apreciar en ese fondo que se transforma en parte integral de la estructura variable. Las texturas saturadas comienzan a formar un terreno esponjoso sobre el cual crecerán ramas acústicas: “July 032013”, el primer fruto inmaduro cosechado desde el plano no fijado, cuerdas de nylon que dibujan un cuadro primigenio encima de las formas abruptas, borrador de nuevo material grabado en el verano del anterior año, y que se conecta con su pasado reciente. Folk entrelazado con paisajes de electricidad desgastada y estruendos microscópicos generando enlaces de luz natural. “Field”, la última fracción de “Landing” (Room40, 2007) [041] sufre un tratamiento similar, ahogando las brisas aéreas en un mar de sonidos desenfocados. Su versión alternativa, “Field (Beta)”, queda absorbida por el paso del tiempo que oculta las armonías originales, quedando en un eco de la memoria. “Live In Osaka” es la única que es incorporada en su forma final, antes disponible en el recopilatorio (libro + CD) “Extract – Portraits Of Soundartists” (Non Visual Objects, 2007): el remanente de la pureza electrónica de etapas previas unido a las eventualidades que suceden en tiempo real, las que luego se traspasarían a las grabaciones más procesadas, tendiendo puentes entre el ayer y el presente, ya vislumbrado en “Sea Last” (12k, 2009) ), parte de esa serie de obras breves que servirían de base para desarrollos posteriores y más extensos. Un EP “inspirado por la calma y la pérdida del sentido del tiempo del océano” que en “Sea Last (06.05.08)” se presenta en una versión previa: ambient acuático interrumpido por el brillo del sol en el mar, una delicada capa sintética movilizada creando olas amplias mientras detalles ínfimos la cubren. Catorce minutos que luego serían diecinueve y que bien podrían ser horas. El pulso ambiental y atemporal permanece con “Sleepover (Alt)” versión alternativa de la aparecida en “Lost In The Humming Air (Music Inspired By Harold Budd)” (Oktaf, 2012), donde similares capas sintéticas sobresalen por sobre los detalles, salvo un resplandor y una resonancia distante. Las tonalidades indecisas serán de nuevo el suelo sobre el que aferrar melodías que parecen borrarse apenas dejan de emitir su última onda expansiva. “So Sleepy”, versión primera que culminaría en “For A Morning When” para otra recopilación, “For Nihon” (Unseen Music, 2011), no deja que veamos su configuración: solo nos quedamos con una impresión de lo que fue, una sensación agradable de pausa constante. Otro bosquejo, otra vez los contornos desiguales y las armonías en construcción en mitad del campo y la hierba creciente. “Sketch For February”, febrero de 2012, la noche y su canto suave integrado en los tonos de acústica belleza rural, tonos desintegrados en trozos que se esparcen en esta pieza minúscula que se adentra en la piel con su humedad. Para el final queda una mezcla previa de la cara principal de “Journal” (Champion Version, 2011) [144], aquel maravilloso single en formato siete pulgadas de hace tres temporadas atrás. “Journal (Rough)” es precisamente eso, una interpretación más áspera, una versión fantasma que cubre de arena y ruido la gloriosa melodía de enorme sencillez, un loop hecho a mano que deja en su agonía la voz del mismo Deupree, la única vez que se ha oído, ahora una cinta de sonidos fragmentados.
“Las canciones sobre este álbum son solamente esto; pistas en estados más tempranos de terminación o versiones completamente diferentes que nunca llegaron al corte final. Esto es una mirada interesante en lo que queda olvidado y enterrado que no es menos poderoso, y bastante más vulnerable, que los cortes finales”. Las pistas exhibidas en su forma menos refinada permiten escuchar el rastro de imperfecciones, esa vulnerabilidad que menciona. “Lost & Compiled” reúne piezas segmentadas, exponiendo las rendijas que quedan entre una corteza y otra –preciosa fotografía de la portada: un árbol cubierto de tintura celeste. “Fue un descubrimiento agradable un día caminando en un parque… estos árboles con pintura sobre ellos…”–, y así poder escuchar el ruido de las partículas de audio y las manchas que quedan como esbozos imprecisos, los restos de una melodía olvidada.