Review of Faint [12k1073]

Clone (ES)

Al igual que señores como Tycho, estamos ante un artista multidisciplinar con las ideas y los conceptos muy claros. El norteamericano Taylor Deupree nos ha honrado desde el primer día que lo descubrimos con atmósferas y ambientes paridos por máquinas, no por ello fríos o exentos de corazoncito. En su apartado como fotógrafo y diseñador gráfico no ha sido menos. Un enamorado de la limpieza minimalista y la naturaleza de la que es capaz de captar como pocos su ‘aire’.

Nos centramos en lo que nos centramos, su último trabajo discográfico: “Faint”. Desde luego un acertadísimo título para estas cinco canciones que te pueden dejar cao sobre el sillón. Cinco composiciones donde la media de duración son los diez minutos. Paisajes lánguidos cuyas capas sintéticas están llenas de romanticismo. Sonidos estos que además se verán iluminados por algunas notas melódicas de guitarra o teclados. Hablo de detalles, cero ostentaciones. Su música es como un horizonte helado de Alaska, no el jardín de Versalles.

No podía faltar tampoco en esta ocasión la incursión de detalles prestados directamente de esa naturaleza que le rodea. Desde el agua de un arroyo a tope de caudal por el deshielo al graznido corto de un ganso como sucede en “Shutter”. Su universo musical es microscópico y etéreo. Dos de las piezas en “Faint” que más nos dejaran con esta sensación son “Sundown” y “Thaw”. Paz en la síntesis –colchones ‘caebabas’ casi perpetuos- y en los chasquidos que nos recuerdan esa fantasía que era sentarse delante del radiador (lo siento pero no tuve chimenea) a escuchar un vinilo de ambient. Tranquilidad que además se puede traducir en positividad en el caso de “Negative Snow”. ¿Curioso verdad? Esta vez el título nos falsea. El agua sampleada parece caer desde dentro de una cueva. Evasión que se dulcifica con bellas melodías vueltas del revés. Sí, eso que en sus comienzos tanto provecho le sacase Bonobo, vuelve a materializarse en este corte.
Y finalmente la nana de este cuento sonoro: “Dreams of Stairs”. No es que el resto de canciones no sirvan para tumbarse y relajarse, pero es que esta pieza en concreto es lo más para auto-hipnotizarse. Las sencillas notas de Rhodes apenas se ven perseguidas por sonidos metálicos y algún resquiebro de madera. Quizás, si hemos cedido nuestra mente al sueño, no te coscarás del sinte posterior cuya melodía nos aúpa a un planeta imaginario. Inmóvil pero más a gusto que un arbusto, así se queda uno con el último regalo de Taylor Deupree.

View Website View Release